Sin dudas, en el libro de las Vocaciones. Que llego a mis manos, no figuraban las de ser esposa y madre, o quizás, mi interior marcaba otro rumbo.
En la vida, he sido mujer, hija, hermana, amiga, docente...y...TIA, ese rol que me llena de dicha.
Por cuatro de mis hermanos, la Vida , me regalo dieciséis sobrinos, digo regalo, porque de alguna manera son un poco míos. Hijos de corazón, que vi nacer, crecer, y desde mi lugar de malcriadora (porque en el dar amor, no se comete excesos) acompañe su caminar.
Cambie pañales. Di papillas, mamaderas, acune, compartí juegos en playas, plazas, campos, arroyos. Algunas veces, una oración o una lagrimas. Y ¡Cuentos! de autores conocidos, o los de tu boca, como solían decirme. Me colmaron el alma con su ternura, los protegí en sus miedos. ¡Cuanta vida!
Inexorable el tiempo pasó. Les crecieron alas, ya tienen sus propios vuelos. Algunos fueron al encuentro del amor, y formaron su nido. Otros avanzan con sus sueños.
Los miro vivir. Soy feliz con sus progresos, pero no niego, que como todo crecimiento produce dolor, un llanto pequeño se anida en mí.
Así es ahora. Camino a la vera de su andar, saben que estoy desde otra senda, y con pasos mas lentos, pero atenta a posibles tropezones.
Pronuncio sus nombre con unción, hacia lo Alto, para que siempre sean bellos de alma, fuertes, confiados, que sean lo mejor de lo que lleguen, y por sobre todo, tengan Paz y Alegría, que es ser Feliz. Los quiere mucho Tía RosaAutora (muy) intelectual: Maria Rosa